viernes, 10 de marzo de 2017

La noche en la que los sueños se hicieron realidad

Imagen: Reuters
Hasta esta última revisión de este post, creo que he visto el último gol en seis idiomas distintos más de cuarenta veces. Olvidar aquella noche de Champions en el Camp Nou será algo difícil para mí, así pasen mil partidos. Para muchos, el partido tuvo desde robos arbitrales a un "favorecimiento" para el Barça, pero, en realidad pienso que fue mérito de esos once que estuvieron en cancha y no se rindieron para hacer un partido histórico que fácilmente podría ser comparado al Miracle On Ice de Estados Unidos contra la Unión Soviética en hockey sobre hielo durante los Luegos Olímpicos de Lake Placid, en 1980.

Desde el partido de vuelta, empecé a tener la corazonada de la remontada. Recuerdo haberle preguntado a mi compañero en la transmisión de radio de aquel partido, Andrés Vicario, en un principio si el partido del 4-0 podía ser comparado al del Barcelona contra Bayern hacía unas temporadas atrás. No era el Barça con el que nací y admiré por más de diez años. El FC Barcelona de aquel partido en el Parc Des Princes era para olvidar. Pero hacia el final del partido (y hasta en el mismo, no recuerdo) empecé a pensar en el Barcelona 4-0 Milán de la temporada 2012/2013, partido que recuerdo muy bien junto al "Mineirazo" en la que quería llegar del colegio directamente para prender el televisor y ver aquel momento que seguramente muchos ya olvidaron.

Leer los diarios con el mensaje subliminal que "El Barça la ve imposible" o "El FC Barcelona está eliminado de la UCL desde el primer partido de liga" era como leer parte de una novela sin terminar. Tenía la esperanza en aquel equipo, que aunque, no es un "Dream Team" como el de temporadas anteriores durante la era Guardiola, iban a buscar como sea dar todo de sí en este encuentro de vuelta. Luego vino aquel equipo que empezó a golear en sus partidos de Liga, y ahí fue el momento que en París debieron prender las alarmas. Para cualquier fanático que no le iba al Barça decía "Se preparan con estas dos goleadas al Sporting y al Celta para una remontada inexistente" u otros como un amigo español me decía: "¿Para qué el Barça jugará los siguientes noventa minutos?"

Al principio de esta semana, cuando decidí volver a estar en la transmisión del partido de vuelta solo pensaba en que Barcelona iría a buscar a matar el partido. (No iba a esperar un rato al PSG, sino a presionar, poner más jugadores al ataque y dicho y hecho: El FC Barcelona inició el partido jugando con tres defensas.) E incluso el equipo de la transmisión de esta jornada de Champions me decían que me contuviera si lograba el Barça la remontada. Ojo, hasta allí ni el más acérrimo hincha Madridista (hablo esto en general) pensaría que esto podría suceder.

Llegó el primer gol de Suárez en los primeros minutos en los que el Barça presionó más. Podríamos decir que existió algo que apareció desde los previos del partido en aquel juego en Camp Nou: La fanaticada desde que aquel tifo con el que salieron del "Junts amb el equip" seguido de los mosaicos al costado que recordaban que era una hinchada que estaba comprometida con el partido. Una hinchada que quería y estaba volcada a por todas de ver lo que muchos esperábamos (me incluyo) que suceda. Solo necesitaba cuatro goles para forzar el tiempo extra. Suárez anotó y empezó la alegría en el Camp Nou, la llamada "#Remontada" empezaba en marcha.

El Barça empezaba a dominar aquel encuentro y buscaba la remontada desde el primer tiempo, aunque por ratos intentaba aparecer el PSG, no concretaba. Podríamos decir que faltaba la presencia de Ángel Di María a mi parecer. Él fue el líder en París, y la decisión de Emery de bancarlo en el primer tiempo fue algo kamikaze, suicida. Y esto se notó más cuando llega el segundo gol de Iniesta que termina chocando en Kurzawa. El Barça soñaba con tener el segundo tiempo para remontar y un PSG que no se encontraba a sí mismo, y ese era el problema, porque con un solo gol podía apagar nuestro sueño.

Y eso fue lo que supongo que hizo Emery, pero tardó por mucho tiempo. Tiempo en el que cometen una falta los del PSG y Messi anota el tercer gol del partido por la vía de los once pasos. El camino del Barça estaba a solo un gol de la historia, haría la misma campaña con la que hizo historia ante Milán, pero la llegada del argentino reavivó aquella delantera totalmente desaparecida con Cavani solo. Cavani no le dio eso que necesitaba el equipo, pero Di María revivió aquellas pesadillas del Parc, y doce minutos después dejó con los nervios de punta y al punto de desolación a cualquier culé que exista en este mundo y viera o escuchara el encuentro gracias a Cavani que descontaba para el 3-1. Ahora sí el Barça necesitaría tres puntos, y cada vez más el tiempo se iba más rápido, e incluso yo ya estaba desilusionado con la remontada, la veía ahora imposible, pero solo esperaba un gol más del Barça, algo que diera la idea de "Bien, estuvimos cerca, la luchamos".

El Barça salió con todo, sabía que iba a buscar esos tres goles como sea y el gol al minuto 88 de Neymar pudo avivar las esperanzas, con ese 4-1. Yo me sentía satisfecho, e incluso en plena transmisión me preguntó (no recuerdo quién) "Diego, ¿Piensas que este Barcelona puede lograr la remontada?" y para ese momento, podría jurar que las esperanzas habían vuelto a mí. Al minuto, el Barça gana un penal. Dejemos de lado el tema si esto fue una polémica arbitral o no, que si el árbitro se tragó la "piscina olímpica" de Suárez es cierto. Lo han hecho muchos jugadores y los árbitros, cuales incautos caen en esto, pero Messi no va esta vez al penal, sino Neymar que coloca el 5-1. El Camp Nou reventaba y empezaban a agitarse banderas del club como estelades en todo el recinto culé. Y en ese momento llegaron los cinco minutos de tiempo añadido.

En ese momento, la señal del partido de donde estaba viendo para la narración se cayó, tenía que reiniciar la página pero escuchando a mi compañero las acciones que sucedían en ese momento. Tenía en mente la cuenta de los cinco minutos hacia atrás, y finalmente logré recuperar la imagen del encuentro en el tiro libre por el minuto tres. Ter-Stegen, a uno de los cuales lo he criticado (no lo niego) por su manera con la cual juega con el balón sobre los pies, pero logra recuperar un balón de manera espectacular ante un Verrati que veía la oportunidad de callar al Camp Nou en el momento más mágico de la historia, un momento como el que vivió Estados Unidos en 1980 y con aquella transmisión de Al Michaels con el "Do You Believe in Miracles? YES!" y esa frase volvió a mi mente con aquel centro de Neymar. Centro que termina cayendo hacia Sergi Roberto que logra aparecer y colocarla por encima de Kevin Trapp y la algaravía para todos en el Camp Nou y el mundo. Los sueños se volvían realidad en aquella noche del 9 de Marzo del 2017. El FC Barcelona hacía la remontada histórica nunca antes vista en la historia del fútbol. Emery se lo lamentaba como la transmisión francesa de Canal +. En la transmisión recuerdo haber gritado y haberme emocionado con el gol. Es que era la histórica. Me olvidé de todo lo que pasaba por mi mente en ese momento, de que tenía que preparar todo para las clases del lunes, de la transmisión que tendría más adelante en Copa Libertadores por aquel gol que a muchos como a mí los dejó de olvidar de todo.

Nadie lo podía creer, esto era indescriptible para los fans dentro del Camp Nou que terminaron con las celebraciones provocando un temblor de grado uno según los servicios de geofísica de España. Minutos después llegaría el final del partido. Muchos llorando en Camp Nou al grito del himno del Barça que por primera vez en años veía cantar a toda la gradería levantando las banderas. Escuchar ese momento en el sonido ambiente del estadio escarapela la piel a cualquiera; por otro lado, los jugadores celebrando en el campo como si hubieran logrado la "Orejona". Era un momento para celebrar, y de recordar que la tensión que hubo, se había disipado con un final feliz.