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Ante un estadio completamente volcado al equipo norteamericano, Canadá venció a Suecia por 3-1 en tiempo regular y se llevó el título del mundial de hockey sobre hielo juvenil 2018. Con goles de Tyler Steenbergen y Alex Formenton en el último periodo, el cuadro canadiense cierra un torneo que para muchos era para el cuadro escandinavo. Sin embargo, ¿Canadá se mereció el título?
Para hablar de este momento, es importante ir hasta diciembre. La especulación de la prensa canadiense sobre cuál podría ser el posible equipo que enfrentaría este torneo, y el fantasma de no haber conseguido grandes cosechas en los últimos cinco años frente a sus vecinos del sur rondaba en la mayoría de artículos de opinión de los expertos de este país. Finalmente, el cuadro canadiense presentaba la convocatoria final con jugadores experimentados como el portero Kevin Hart, quien volvía al equipo luego del mundial pasado, y con algunas caras nuevas, como las de Tyler Steenbergen, atacante izquierdo que en su temporada con los Broncos de la WHL realizó 51 goles en 72 partidos. Si bien Canadá llegó con un equipo con más caras nuevas que experimentados, las estadísticas y cualidades de juego de cada uno de los skaters del cuadro norteamericano (con jugadores prospectos y drafteados de la NHL) que daba grandes expectativas para un país que deseaba volver a las glorias pasadas.
En un torneo marcado por las bajas asistencias de los espectadores, la selección canadiense inició su travesía en el mundial en la jornada inaugural enfrentando a la leijonat, a quien venció por 4-2. Con un juego ofensivo superior en su grupo, el cuadro salió primero en su grupo, solo cayendo ante los antiguos campeones, Estados Unidos, por la vía del shootout en el partido a campo abierto en el New Era Field de Orchard Park. De esta manera, el cuadro canadiense clasificó como primero del grupo A con 10 puntos, aunque con un punto debajo de Suecia, quien clasificó como primero del grupo B, sin perder ningún partido.. Sin embargo, el mejor Canadá lo veríamos luego, en la segunda ronda, cuando goleó por 8-2 a Suiza en cuartos de final, y en semifinales clasificando de manera holgada a la final ante Chequia por 7-2.
Para la final, el cuadro canadiense enfrentaba a un Suecia que venía como claro favorito al título que intentaban recuperar desde el 2009, luego de aquella victoria en overtime ante Rusia. Un equipo marcado por una ofensiva férrea con Axel Jonsson Fjällby, Elias Pettersson, entre otros, que logró vencer en semifinales a los antiguos campeones por 4-2. Sin embargo, en aquel último periodo del partido se encontró a una Tre Kronor desesperada por cerrar el juego, debido a que terminó recibiendo dos goles y un ataque peligroso por parte de los estadounidenses.
Tras un fabuloso primer periodo de ida y vuelta sin goles (aunque se anuló uno al cuadro canadiense por haber atacado al portero de Suecia), el cuadro canadiense en los segundos veinte minutos logró marcar el primero en el marcador, a través de Dillion Dubé, para hacer estallar a los más de 17 mil fanáticos canadienses que cruzaron a Estados Unidos para vivir el encuentro y hacer sentir a su nación como en casa. El cuadro sueco no se rindió y buscó empatar el partido, cerró muy bien a su defensa y tras varios minutos, logró empatar el encuentro por la vía de Tim Söderlund, que logró voltear el juego a favor de los escandinavos. Si bien el segundo y tercer periodo fueron mayoritariamente de la Tre Kronor, Canadá no se dejó aminorar. Buscó mantener el puck durante mayor tiempo y tener como prioridad principal pegar directamente al arco en las primeras oportunidades. Gracias a estas ocasiones, el canadiense Tyler Steenbergen logra marcar el 2-1 a dos minutos del final del encuentro, logrando estallar al KeyBank Center y preocupar a los suecos. Debido a esto, Suecia decidió retirar a su arquero y jugar con uno más en el ataque para buscar el empate y forzar el encuentro a tiempo extra. Se desesperó desde este momento y pierde el puck en una posición clave para Canadá, que, con arco solo, el jugador de los Senators, Alex Formenton marcara el 3-1 y el título para el cuadro canadiense.
De esta manera, Canadá logró cantar el “O Canada” frente a su público luego de tres años, en América (a diferencia de la vez pasada). Un equipo que si bien no fue superior en la final, demostró que se puede creer en lo imposible, en poder vencer a los rivales más difíciles y llevarse un título que vuelve a casa para el próximo año. Finalmente podemos decir que Canadá si fue un merecedor del título, debido a la gran campaña realizada con un equipo al cual si bien era favorito, logró vencer a sus fantasmas del pasado.