jueves, 29 de abril de 2021

Raúl Allegre. (Créditos: Milenio)



Raúl Allegre (62) es considerado como uno de los mejores jugadores mexicanos en la historia de la NFL, la liga estadounidense de fútbol americano. Una liga en la que no pensaba jugar al llegar a Estados Unidos de intercambio estudiantil en 1977. Antes de estudiar en la secundaria Shelton, en Washington, no había jugado fútbol americano. Con diez años de carrera en el deporte, ganó dos Super Bowls (XXI y XXV) y en la actualidad es una de las voces más recordadas en las transmisiones de este deporte en español debido a sus clásicas transmisiones en ESPN.


Por: Diego Du Pont (@diegodupontg)


La cita estaba pactada para las cuatro de la tarde: sin embargo. Raúl llegó minutos antes a la reunión a través de Zoom. Al momento. encendió su cámara ubicada en la oficina de su hogar, en Texas. Estaba vestido con un polo negro de los Texas Longhorns, equipo de su alma máter, la Universidad de Texas en Austin. Para muchos, conversar con un ganador de Super Bowls podría ser algo intimidante, pero Allegre transmite una amabilidad y cordialidad como la esencia de aquel chico que ingresó al equipo de la escuela secundaria de Shelton, en la primavera de 1977.


Un inicio inesperado:


Raúl Allegre nació el 21 de febrero de 1959 en Torreón, México. Su figura siempre es recordada por la prensa mexicana como uno de los mejores jugadores mexicanos en la historia del fútbol americano. Sin embargo, la forma en cómo llegó a practicar el deporte que el ha dado reconocimiento es de una forma anecdótica. Desde joven siempre había practicado deportes, en especial los colectivos: “muchos de mis amigos los conocí a través del deporte”, recuerda Allegre con una sonrisa, no había practicado o visto un partido de fútbol americano hasta llegar a Estados Unidos.


Poco antes de terminar la secundaria, en 1977, participó en un programa de intercambio de estudios a los Estados Unidos. Su lugar de destino fue Shelton, un condado a poco menos de 150 kilómetros de Seattle, la ciudad más poblada del estado de Washington, al oeste del país. “Llueve mucho, casi 300 días del año. De mediados de octubre a mediados de abril, el sol sale muy pocas veces”, recuerda Allegre. Era un país completamente distinto a México y Raúl buscaba conectar con la cultura local.


En el colegio, se abrió una convocatoria para el equipo de fútbol americano. El entrenador, Jack Stark estaba en su octavo año al mando del equipo. Raúl, pese a que no había practicado el deporte antes de esta prueba, consideraba que el fútbol americano era un “deporte físico y que requería una corpulencia”. Sin embargo, recuerda que “patear era algo que se me facilitaba y en esa prueba me di cuenta que era una actividad que podía hacer y ayudar al equipo”.


Raúl anotaría todos los goles de campo en aquella convocatoria y se convertiría en parte del equipo en la posición de pateador. A lo largo de aquella temporada anotaría nueve puntos extras y tres goles de campo. Una estadística que para muchos pasaría desapercibida. Sin embargo, el entrenador Stark veía un futuro prometedor en él: “Me dijo que «sabía que yo tenía el talento y la capacidad de jugar en el fútbol americano colegial»”, recuerda Allegre. Por esta razón decidió grabar una sesión de entrenamiento de disparos del joven estudiante de intercambio. Su vida estaba por dar un giro de 180 grados a partir de este momento.


Aquel video grabado por Stark, fue enviado a la Universidad de Montana, donde el entrenador Gene Carlson vio aquella cinta. A las pocas semanas, decidió contactarse con Allegre, donde le ofreció una beca para que estudie en la universidad. La vida de Raúl había cambiado para siempre: “Nunca me imaginé que eso me iba a llevar a tener la oportunidad de jugar colegial y más adelante el fútbol americano. Yo soy un firme creyente que Dios tiene un plan para todas las personas y que a mí me tenía un camino trazado y que de no haber sido estudiante de intercambio y no haberme cruzado con el entrenador, mi vida hubiera sido completamente diferente”, recuerda con emoción.


Estudios y el deporte:


Allegre estudiaría en la Universidad de Montana entre los años de 1978 y 1979. En 1981, Allegre solicitó su transferencia a la Universidad de Texas en Austin, debido a una razón académica: a diferencia de Montana, en Texas tenían la carrera de Ingeniería Civil, su sueño. Sin embargo había un problema: en esta nueva universidad, no tenía beca de estudios. 


Mientras tanto, en México la situación económica empeoraba debido a la inflación.. Muchos mexicanos habían cambiado sus ahorros en dólares para evitar que se devaluaran con el paso de los días. Raúl, frente a esta situación donde sus estudios en Texas serían complicadas de pagar, decidió hablar con sus padres: “Me dijeron que solamente podían pagar el semestre de la primavera del 81”, recuerda Allegre.


Los Longhorns, nombre como se conoce al equipo de la universidad, es considerado como uno de los planteles más importantes de los Estados Unidos. Desde la década de los cincuenta, los Longhorns establecieron una dinastía en su región, ganando varias veces la conferencia Southwest al mando de Ed Price y Darrell Royal. El entrenador de la temporada de 1981 era Fred Akers, un hombre que llevó al equipo en su primera temporada al mando al título de la conferencia de manera invicta, sin embargo perdió el título nacional ante la universidad de Notre Dame en casa, en el Cotton Bowl. 


Allegre, durante el periodo de 1981 buscó la manera de poder costear sus estudios, así que decidió hablar con el entrenador Akers. Tras comentarle la situación, decidió ofrecerle una beca para que pueda competir en el equipo y seguir llevando sus cursos. Sin embargo, la situación no era nada fácil para el mexicano.


Raúl tenía que competir por el puesto de pateador del equipo frente a varios jugadores como John Goodson. Además, sabía que la beca tenía un límite de tiempo y por eso debía aprovechar las máximas asignaturas posibles. “En 1981 llevaba 15 horas y 2 laboratorios de 6 horas cada una. Llevaba 27 horas semanales más los entrenamientos de un equipo que tenía nivel de campeonato nacional”, relata Allegre. Sin embargo esta carga le pasaría factura: “Una vez colapsé, pensaron que tenía algo muy serio, me llevaron al hospital y el doctor dijo “lo único que necesita este muchacho es dormir. No le traigan libros, no le traigan distracciones que necesita descansar”. Estuve un par de días en el hospital y salí para jugar un partido importante. También pude sacar el semestre adelante”.


Tocando la Gloria:


Aquel año de 1981, los Texas Longhorns serían subcampeones nacionales de fútbol americano, solo por detrás de la Universidad de Clemson. Allegre sería uno de los jugadores claves del equipo, en donde anotaría los puntos clave en cada partido. Esto lo llevaría a ser ojeado por parte de equipos de la NFL (en inglés, National Football League), la liga más importante de fútbol americano.


Pese a no ser elegido en el draft de 1983, recibió invitaciones para entrenar en diferentes equipos. Sin embargo, su primer contrato fue con los Dallas Cowboys, un equipo de la región y uno de los más importantes del país, tal como dice su denominación “The America’s Team” (El equipo de los Estados Unidos). A las pocas semanas sería transferido al equipo de los Baltimore Colts, donde iniciaría su carrera en la NFL.


Allegre usaría la camiseta número 2 hasta el final de su carrera. Muchos piensan que Raúl eligió el número; sin embargo: “Fue el número que me dieron, cuando llegué a Baltimore me dijeron que iba a ser el 2 y yo estaba contento porque iba a ser parte de un equipo de la NFL”, recuerda con una sonrisa. En Baltimore (y posteriormente relocalizado en Indianapolis, en 1984), Allegre terminaría con un porcentaje de 69% de efectividad en patadas de goles de campo, siendo uno de los mejores en su posición. Sin embargo, esto no provocó que fuera despedido por parte del equipo luego de la tercera temporada. Tras pasar dos semanas de incertidumbre, Raúl llegaría a los New York Giants, entrenados por Bill Parcells. 


¿Cómo calificarías tu experiencia en los New York Giants?

Inolvidable en muchos aspectos: en primer lugar por ser parte de un equipo que ganó dos Super Bowls. Por ser parte de un equipo que era contendiente y por hacerlo en una de las ciudades más importantes del mundo. Fue una experiencia especial y yo me siento dichoso y agradecido con Dios de ser parte de esa experiencia que marcó mi vida.

Tras llegar al equipo en 1985, se convirtió en uno de los jugadores más relevantes del equipo, rompiendo esa racha de ser el sexto pateador de los “Gigantes” en tres años. Establecido como el “kicker” principal, encaminó al equipo con sus goles de campo y conversiones a la postemporada, como primeros de la conferencia Nacional. Sin embargo, la vida le tenía preparado un reto mayor: llegar al Super Bowl.

Tras vencer a los Washington Redskins, en la final de conferencia americana, los Giants aseguraron los boletos para jugar el Super Bowl XXI. Su rival a vencer, los Denver Broncos, equipo que había logrado una campaña de ensueño al clasificar en tiempo extra a los Cleveland Browns, gracias a los providenciales pases de John Elway, capitán del equipo “de altura”. 


“Sabes que este es un juego que puede cambiar tu vida (y te la cambia), para bien o para mal: Si ganas eres campeón el resto de tu vida, y si pierdes – y por una jugada que fallaste, olvídate; te arruina la vida”, comenta Raúl sobre lo que es el Super Bowl. En la actualidad es un partido marcado por la pomposidad, el glamour y los efectos visuales que rodean al evento y el “Show del medio tiempo”. En aquel juego de enero de 1987, también era el partido más importante de la temporada; pero los ojos aún tenían la atención en dos grandes estilos de juego. Por un lado, el "Big Blue Wrecking Crew" (que en español sería traducida como el “Gran equipo de demolición azul”), caracterizado por el equipo defensivo de los Giants, liderados por Lawrence Taylor, frente a un rival caracterizado en una ofensiva liderada por John Elway, capaz de cargar con el equipo al hombro para llevarlo a la victoria.


El duelo se realizó en el Rose Bowl de Pasadena, California. Pese a que la defensa de los Giants lograban parar a la ofensiva de los Broncos en un principio, el equipo comandado por Elway lograba anotar en el encuentro. Con un gol de campo y una anotación, los Broncos lograban colocarse en el marcador 10-7. Sin embargo, la diferencia pudo haber sido mayor: el “Big Blue Wrecking Crew” evitaron que Denver siga anotando y logran presionar a Elway para que cometa un error en su propio campo. Los Giants irian al descanso 10-9, pero con la moral alta, debido a que habían detenido al mismo hombre que había eliminado a los Browns en menos de cinco minutos.


En los camerinos, Allegre recuerda que Bill Parcells, el entrenador, pese a ser un hombre fuerte, no era de discursos. Solo mencionó “jugamos pésimo y solo perdemos por un punto”. Aquella frase quedaría marcada en el equipo de los Giants, quienes lograron engancharse con el equipo ofensivo y lograron remontar el partido con creces: los Giants ganarían aquel juego 30-29 y se llevarían su primer título de Super Bowl en la historia. “No fue nada segura esa victoria, Denver tuvo varias oportunidades y la defensiva de los Giants se la negaron”, recuerda Allegre. 


“Si comparas a ese equipo con otros equipos que han ganado Super Bowls, hay equipos que tienen 10 o 12 jugadores, nosotros tuvimos 2 jugadores. Era un equipo que trabajaba en conjunto y eso es lo que nos diferenciaba de los demás”.


Raúl Allegre se convirtió en uno de los jugadores más importantes del equipo de los New York Giants en su camino al Super Bowl XXI ante los Denver Broncos (Créditos: ESPN)


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Pese a que Raúl Allegre siguió jugando al fútbol americano, las lesiones afectaron su carrera. Logró ser parte del equipo en su segundo viaje al Super Bowl ante los Bills, a quienes ganarían por “un milagro”. En esta temporada, Allegre sería uno de los pateadores de reserva del equipo. Para 1992, jugaría para los vecinos, los New York Jets. Sin embargo, pese a permitir que el equipo de Nueva York llegue a un partido de postemporada, sería cortado. “Si algo aprendí del Fútbol Americano es que si te pasa algo negativo, no necesariamente es el final. Es el principio de algo nuevo. En ese momento no lo entiendes, no lo aprecias porque te duele y por lo que general te pasa con finales de ciclo: terminé mi ciclo con Indianápolis, con los Giants, con la NFL; y parece ser el final, pero es el principio de algo nuevo y por lo general es mejor”, recuerda Allegre.


Convertiéndose en la voz en español:


Tras su paso en la NFL, decidió volver a la universidad y estudiar una maestría en ingeniería. Durante el transcurso de este programa, recibió una invitación de Televisa Deportes para analizar en un programa durante la semana del Super Bowl.  “Yo estaba totalmente desconectado en la NFL y la maestría es muy intensa. No había visto juegos y ese día salí a comer con un amigo periodista acreditado por la NFL y le dije que me pusiera al corriente”, confesa Allegre. Orvallanos, uno de los panelistas de aquel programa vio un potencial en él.  


Al regresar a la universidad, un profesor le preguntó si había un programa en español sobre Fútbol Americano en Estados Unidos. Raúl había visto una oportunidad de seguir conectado con el deporte que más lo apasiona y decide hablarle a Wellington Mara, dueño de los Giants, quien lo puso en contacto con el departamento de televisión de la NFL. Al contactarlos el dijeron que “si tenía una propuesta, la presentara”. Tras este mensaje, tanto Allegre como su profesor emprendieron una compañía para realizar un programa de NFL para el mercado hispano en Estados Unidos: “Fui aprendiendo, cometí errores – en términos coloquiales, “a gritos y sombrerazos” – fue un proceso de prueba y de trato otra vez. Así poco a poco salió el programa y grabamos 44 episodios para NFL Films, armamos un buen equipo de producción”, recuerda con emoción.

 

Este programa le abrió caminos nuevamente en el deporte. Produjo y comentó los partidos de los Dallas Cowboys, su primer equipo, en Español. Además, volvió a colaborar para Televisa en diferentes oportunidades y en Prime Deportiva (actual FOX Deportes). Sin embargo, su oportunidad más grande surgiría en octubre del 2002, cuando recibió el llamado de ESPN para realizar un casting con Álvaro Martin para un programa llamado “NFL Semanal”. Al año siguiente, fueron convocados para narrar partidos de la liga. Sería el origen de la dupla más conocida en Latinoamérica en narraciones de fútbol americano por más de 17 años, hasta 2019.

 


Álvaro Martin (izq.) junto a Raúl Allegre en un partido de NFL realizado en el Estadio Azteca (2019. Créditos: ESPN)

¿Extraña volver a estar con el público o tal vez surja una nueva oportunidad?
 Me gustaría volver a tener transmisiones de la NFL, ¿sucederá? La verdad no sé. En los programas de análisis ahí viene algo interesante en los próximos días, y en la parte de analista lo sigo haciendo a través de las redes sociales.

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La personalidad de Raúl Allegre es una de las características que más destacan a lo largo de la entrevista. Uno de sus principales valores es la humildad. Pese a haber ganado dos títulos de Super Bowl, es modesto y agradece a Dios por las oportunidades que tuvo desde aquel momento que llegó a la Secundaria Shelton.


¿Qué frase o momento en tu experiencia como la NFL te marcó hasta ahora?
Hay una oración que yo le digo a Dios que pongo mi vida en sus manos y acepto su voluntad. Eso lo repito todos los días y eso es lo que ha guiado mi vida. Hay muchos momentos en los que se podrían considerar fracasos rotundos, me ayudaron para después obtener éxitos en mi vida. 

¿Crees que diste el paso a que otros jugadores internacionales puedan jugar en la NFL?
La verdad no quisiera quitarles el mérito a todos los que llegaron después de mí. Lo hicieron con su propia dedicación y esfuerzo. Quizás ellos veían a un mexicano que estaba en la NFL y eso les daba aliento, esperanzas de que pudieran llegar; pero no quiero decir que fui la razón por la que muchos que llegaron a estar en pretemporada (como Rolando Cantú) o temporada regular y ellos llegaron por sus méritos. Ellos me recuerdan, pero no me siento como una inspiración para ellos.

¿Qué emoción te trae cada vez que lo recuerdan como uno de los mejores jugadores mexicanos – sino el mejor – de la NFL?
Te da gusto, satisfacción que reconozcan el esfuerzo que pusiste en el mundo del deporte; pero no es algo en el que reflexiono mucho. Lo veo como un honor pero no es algo sobre lo cual tú quieras explotar o vivir o algo. Es algo que causa humildad, honor que la gente diga eso; pero al final de cuentas tienes que disfrutarlo pero seguir adelante, tratando de abrirte paso en las actividades que tengas en tu vida.